miércoles, 22 de agosto de 2012

Flopy, una conductora modelo

Cuando se convirtió en la “Cola Reef”, nadie pensó que Florencia iba a tener una carrera duradera en el medio. Pasó por la tele, y de ahí a las pasarelas y a las tablas. Pero ahora la diosa que integró el elenco de “¡Qué gauchita mi mucama!” tiene una trayectoria de la que hablar.

Florencia comenzó a trabajar en el medio en el momento en que terminó el secundario. Indecisa por no saber qué seguir, se metió en una agencia de modelos para tener algo en qué ocuparse. Apreovechando los atributos que había desarrollado prematuramente, fue escalando posiciones hasta participar establemente en programas de televisión y desfiles de verano.

Al principio veía con mala cara la situación que estaba atravesando. Era tratada con inferioridad por sus jefes, todos hombres, y con desprecio por sus colegas, todas mujeres, por no “seguirles el juego”. Se quejaba de su situación, pero como no estaba convencida de lo que quería para su vida, nadie la tomaba en serio. De lo que estaba segura era que dejaría de participar en ese medio.

Su cuerpo seductor y sus ganas de seguir adelante la llevaron a mejorar su posición dentro del universo del modelaje e incluso a encabezar desfiles ella sola. Como en una arena movediza, cuanto más intentaba salir, más atrapada quedaba. Cuanto más detestaba su trabajo, mejor la trataban. Sin embargo, sentía que si ponía más fuerza y lo intentaba aún más, lograría liberarse de todo este terrible circuito.

La oportunidad se le presentó tras haber ganado el concurso de la “Cola Reef”. El nivel de exposición al que había llegado era muy alto, y a partir de ahí podía llegar a tomar decisiones por su propia cuenta. Habló con su representante y le dijo que quería empezar a hacer notas para los programas de verano. Como el trabajo no era de una naturaleza muy diferente, tomó la propuesta y movió sus contactos para que le den el espacio.

Una vez enfocada, ya nadie la podía detener. Trabajó arduamente, retomó los estudios y llegó a formarse un lugar en la prensa escrita, donde nadie le diría nada por su apariencia. Se tomó en serio su labor y paulatinamente fue dejando el modelaje por el periodismo.

Hoy en día Florencia logró su cometido. Trabaja para el diario, asiste todos los días a una oficina, se puede vestir formalmente y se siente sostenida por todos sus compañeros. Y aunque ella no lo sepa, ha ganado un premio más entre todos sus colegas de la redacción: “El mejor culo del piso 12”.

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